Terra Seca...
¿Terra Mítica o Terra Especulativa?
1 NOVIEMBRE 1999
El Parque Temático de Terra Mítica visto desde Finestrat |
José LUÍS RAMOS
(Comisión Jurídica de Ecologistas en Acción PV)
Históricamente, los asentamientos
humanos importantes eligieron su emplazamiento con el fin de cubrir las necesidades de la
ciudad y de aprovechar el agua para la agricultura y el transporte. Así las primeras
ciudades nacieron en los valles de los grandes ríos: el Nilo, el Tigris y el Éufrates,
el Nindo y el río Amarillo. El arquitecto Viturio escribió en el siglo I a. C. que
encontrar agua era el primer paso para planificar una nueva ciudad. Sin embargo en los
últimos años algunos urbanistas parten de la base de considerar el agua como una
consideración secundaria, ya que los ingenieros pueden desviar ríos o bombearla desde
grandes distancias. Las consecuencias son bien conocidas, las ciudades construidas con los
citados criterios, en búsqueda de agua, han destruido importantes ecosistemas cuyas
consecuencias pagamos entre todos, además de reducir el agua disponible para los
cultivos. Entre los ejemplos más sonados de las citadas consecuencias tenemos la región
occidental de Estados Unidos, donde están en guerra de agua, al igual que 108 ciudades
del norte de China que padecen la escasez de agua.
Desde principio de siglo, el uso del
agua en las ciudades se ha multiplicado en todo el mundo por 26, mientras la disminución
para usos agrícolas sólo cinco veces. El desequilibrio es evidente, y las consecuencias
imprevisibles dado la importancia del mismo.
Los citados hechos no les fueron pasados
por alto a nuestros políticos. Prueba de ello es la Ley 7/89 de Ordenación del
Territorio de 6 de julio de 1989 (de los socialistas), que en su art. 84 prohíbe que «se
permita el crecimiento poblacional exógeno cuando exista insuficiencia de agua potable,
si el incremento extraordinario del suministro implica menoscabar el abastecimiento
necesario a poblaciones con crecimiento normal». El mismo art. ordena que los PGOU
establecerán las limitaciones precisas a la clasificación del suelo cuando se carezca,
por cualquier razón, de suministro de los recursos hídricos mínimos necesarios con
garantía de potabilidad.
Cuestión diferente es la ignorancia que
practica del citado mandato el Sr. Zaplana, y su equipo de gobierno. Sobre todo, en
aquellos casos que la aplicación del mismo podría frustrar importantes expectativas
especulativas de los allegados al poder. Tenemos el ejemplo de Terra Mítica. Se construye
en una de las zonas más secas del país. Donde las carencias de agua potable han dado
lugar a distintas denuncias contra la administración autonómica, ante la Unión Europea,
por ciudadanos afectados. Pero además, el Departamento de Economía de la Universitat
Jaume I (área economía aplicada) tiene un estudio sobre el tema, cuyos resultados
señalan la existencia de un déficit de recursos hídricos del 30% en la actualidad, para
Benidorm, pero que llegará alcanzar el 70% en el 2012.
Nada de lo citado les ha hecho desistir
de su empeño de construir Terra Mítica en los terrenos comprados hace pocos años por
cuatro duros, por los allegados a Zaplana a partir del momento que este accedió a la
Alcaldía de Benidorm, con el voto de una tránsfuga, cuyo precio tuvo que pagar y que
nunca ha estado claro. La implicación en dicho proyecto de los miembros más
representativos de la Peña el Picarol, entre los que destacan el mismo Zaplana y actual
Conseller de Medio Ambiente (F. Modrego), que desde la Dirección General de Urbanismo y
subsecretario de la Coput, que ocupó en la anterior legislatura, impulsó y autorizó la
ilegalidad de construir Terra Mítica en terrenos carentes de recursos hídricos, explica
que el proyecto se haya tramitado. Nada les importa la barbaridad ecológica e ilegalidad
que implica la construcción de un proyecto de esa envergadura en terrenos con carencias
de agua. Parece que como sí el resultado económico de la operación especulativa
planificada desde el poder les compensara las vergüenzas ajenas que pueda generar su
comportamiento. Tampoco les importa intentar paliar dicha ilegalidad con otra ilegalidad,
como es pretender trasvasar aguas de un río como el Júcar que todo el mundo reconoce que
no tiene excedentes. Motivos para la guerra del agua a corto plazo están servidos; ya
veremos quién asume la responsabilidad en el futuro.
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