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EL TUBO DE ENSAYO

Las vacas locas y

los toros de plástico

 

Dr. Manuel Portolés

El conocimiento científico se genera hoy con tal rapidez que los nuevos conceptos tardan en reflejarse en los libros de texto. Resultados científicos que se consideraban dogmas de la biología e inamovibles, se han derrumbado en los últimos años; recuerden la división neuronal descrita en el cerebro adulto, antes considerada imposible, o los mismos priones, una partícula capaz de generar graves enfermedades, hoy invencibles, y que no son otra cosa que proteínas; sin asociación de ADN o ARN, moléculas, por otro lado, presentes en los agentes infecciosos.

La ciencia se mueve gracias a que de miles de investigadores, cada día, escudriñan con precisión desde los confines del universo al interior celular, por ello es muy posible que un día alguien encuentre alguna estructura en algún sitio donde no debía estar. Aprovecho la ocasión para anunciarles que próximamente otro dogma de la biología, relacionado con la síntesis de proteínas se tambaleará; en el sorprendente experimento habrá participación valenciana.

Por todo ello, al hablar de agentes infecciosos o de proteínas priónicas, tenemos que referirnos en términos de probabilidad estadística, ya que en ciencia casi nada es para siempre. Una bacteria navegando en solitario por el organismo posiblemente (estadísticamente p<0.001) no mata, nuestro sistema inmunológico la liquida, pero si son más y las dejamos multiplicarse, a millones, nuestras defensas quedarán en entredicho. Con un solo prión, o varias de estas proteínas "puñeteras" que utilizan la proteína normal (PrP) como molde para ejecutar un cambio tridimensional en su estructura y volverlas letales para la célula nerviosa, es muy posible que no se desarrolle la enfermedad; además parece ser que hay que tener en cuenta cierta predisposición genética.

 

Comer carne

Los científicos esperan contabilizar a finales del año cien casos de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) en España y muy probablemente la aparición del primer cadáver; el rumor en la “corte” es muy intenso. Tendremos que prepararnos ante una lluvia informativa que nublará el horizonte. Al fin y al cabo, el proceso es, aparte de la biología, meramente de probabilidad estadística. En Gran Bretaña cuentan ya con más de 180.000 vacas con EEB, varios millones de animales sacrificados y más de 90 muertos. A más vacas con priones más casos, es obvio.

Sin embargo, debemos recordar siempre que podamos que podemos permitirnos comer carne de ternera, pues en el músculo esquelético de la vaca no se han encontrado priones, al igual que tampoco hay priones con capacidad infectiva en la leche, corazón, riñón, glándula mamaria, saliva, piel o semen, por ejemplo. Alguno de ustedes pensará: "pero si dicen que no se han encontrado priones todavía, pero"... pero nada. Tampoco existe vida en La Luna, ¿cree usted que aparecerá?.

Me declaro carnívoro y por lo tanto no voy a eliminar de mi dieta, después de años de evolución, la carne de vaca, ya que las posibilidades de comerme un prión, tal y como están hoy las cosas en España, son muy lejanas, si ustedes lo prefieren como en la vida en la Luna. En Inglaterra hoy en día, con la crisis de las vacas locas a sus espaldas, el consumo de carne a superado la media obtenida en 1996 cuando la EEB estaba en apogeo.

Ahora bien, comienza el metabolismo de la vaca a trabajar y ¿qué ocurre con los excrementos y con la orina?. Van a parar en el mejor de los casos al suelo agrícola. Si hay investigadores intentando determinar la presencia de priones en la orina de vaca, con fines diagnósticos y evitar en lo posible su análisis "postmortem", es obvio que están y que este fluido finaliza en muchos casos en la tierra; y desde aquí me surge otra pregunta; puestos a derribar dogmas biológicos, ¿tendrán priones las plantas?.

Los científicos y Cañete

Muy solidarias han sido las declaraciones del ministro de Agricultura, Arias Cañete, indicando, frente al comité de expertos, la posibilidad de vender las harinas contaminadas con priones al tercer mundo; se le podía haber ocurrido también repartirlas entre los inmigrantes aprovechando su ley de extranjería. Sabemos de estas declaraciones por el testimonio radiofónico de un funcionario de carrera de su ministerio, con más de 35 años de servicio, y que fue destituido por ellas fulminantemente, al día siguiente.

El ministro Cañete

Pero no sólo es el ministro el que no, parece que comprenda este problema de las vacas locas. En mi opinión solo pensar en la macabra distribución de las harinas prohibidas sería causa para que se marchara a sus negocios agrarios, hoy desmentidos. Existen en su área de influencia otros personajes, gomina en pelo y Armani, que delante de científicos que forman el gabinete de crisis, declaran que los priones son el sueño y la locura de un científico americano llamado Prusiner, que convenció a la academia sueca para que le dieran el premio Nobel de medicina en 1997, y que por lo tanto, los priones no existen, si lo sabrá él, que es muy leído e instruido. Sin embargo, la realidad es que son más de 3.500 trabajos los que hablan sobre priones en la literatura científica mundial; el 10% están relacionados con el grupo de Prusiner. Váyanse, señores Cañete y cía.

 

La oreja en los toros

Cambiando de tercio, les diré  que en el siglo XVIII las corridas de toros, organizadas por las Maestranzas de Caballería y las Juntas de Hospitales, sólo concedían a los matadores como obsequio excepcional, si habían triunfado con el estoque, la carne del toro. Como señal de su propiedad, el diestro le cortaba una oreja una vez muerto, que presentaba en el desolladero como justificante que le acreditaba con derecho a recoger la res. Posteriormente, empresarios y asentistas cambiaron esta costumbre de la oreja por una onza de oro y  por tanto a cambio de res; los matadores rechazaron el ofrecimiento por considerarlo una limosna.

A principios del siglo XX se hace oficial en Madrid, como no podría ser de otra manera, la costumbre de recompensar las buenas faenas del espada con el cortar de orejas. José Lara “Chicorro”, en alterne con Lagartijo y Frascuelo, fue quien obtuvo el primer trofeo, al elegir en lugar del toro entero, su oreja; el animal de la ganadería de Benjumea se llamaba "Medias Negras". La costumbre se extendió a otras plazas como la de Sevilla, donde en 1915 Joselito corto su primera oreja. Con el tiempo se pasaría a dos orejas, de éstas al rabo y de éste a las patas, que llegaron a concederse en numerosas ocasiones, volviendo así la fiesta nacional hacia la primitiva costumbre de otorgar la totalidad del toro al toreo, o casi todo. Hoy, como sabemos, sólo se entregan orejas y rabo.

La fiesta brava de oro, seda, sangre y sol, a las 5 de la tarde, puede convertirse en el comienzo del siglo XXI, en fiesta brava, “high-technology”, de platino, nylon, sangre, luz y plástico (PVC o teflón), ya que el avance de la EEB en nuestro país lleva a prohibir que los trofeos taurinos, incluido el rabo, puedan cortarse y lanzarse al público. Si la cabeza de los bovinos es declarada por la UE como material específico de riesgo (MER), obviamente cuernos y orejas lo son también, pero, ¿el rabo?.

Cualquier aficionado a la tauromaquía ha tenido o visto de cerca una oreja de toro, y en su camino del coso al tendido ha visto volar pequeñas gotas de sangre que se estrellaban sobre las ropas de los aficionados. Estos apéndices taurinos, resultados de una tarde de gloria, tienen el inconveniente de su conservación: o las guardas en el congelador de casa, lo cual siempre hay alguien que pone el grito en el cielo, o acudes a un taxidermista para que adecente el trofeo y así poderlo exhibir a los amigos.

En el futuro próximo es posible que los trofeos convertidos en plástico, y espero que sean materiales blandos (por lo del impacto), lleven grabado, además de la ganadería, nombre y peso del animal, los datos de la corrida y del matador (informática taurina), además de un "made in Spain" (espero). Abrimos así una nueva moda, el coleccionismo de prótesis taurinas. A los cánones taurómacos de parar, templar y mandar, cargar la suerte, colocar la estocada y matar, se incluirá el lanzamiento de apéndices. ¡Que ustedes  lo vean!.

portoles@inicia.es

FUENTE: Publicado el Jueves, 8 de febrero de 2001, en el suplemento nº 400 de CIENCIA E INVESTIGACION del periódico Levante-El Mercantil Valenciano, (Con autorización del autor)

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